Dino
Campana nació en Italia
en 1885 y murió en 1932.
Es uno de los poetas italianos
más grandes del siglo
veinte. Alrededor de los 18
años fue internado por
una enfermedad mental y aunque
pudo salir del hospital, la
amenaza de la locura siguió
pesando sobre él, siempre,
aún en sus viajes por
diversas partes del mundo, con
inclusión de la Argentina,
donde fue músico de la
marina, portero de un club y
bombero.
En 1918 debió ser recluido
en el manicomio de Castel Pulci,
donde se quedaría hasta
su muerte.
Su obra única: Los
Cantos órficos fué
publicada en 1914. Luego se
hicieron de ella versiones ampliadas
sobre la base de poemas sueltos.
En 1941, Enrique Falqui publicó
una compilación de inéditos
que tuvo la virtud de llamar
la atención sobre la
verdadera gravitación
de este poeta en toda la lírica
posterior.
El propio Campana resumió
desde el manicomio en irónica
tercera persona, su vida anterior.
Dijo de sí mismo: "Dino
Campana nació el 20 de
agosto en Marradi, que es también
el pueblo natal del profesor
Francesco Ravagli, conocido
especialmente en Alemania y
en América por sus investigaciones
eruditas. A los 18 años
fue sacudido por la confusión
del espíritu y seguidamente
cometió gran número
de errores, cada uno de los
cuales debió expirar
a costa de grandes sufrimientos.
Conservó el honor, por
más que no le sirviese
de nada, y como testimonio de
sí mismo, en varios intervalos
de su vida, escribió
el libro Cantos órficos".
Los datos biográficos
de Campana son importantes para
estimar su personalidad, pues
en ellos se advierte una conciente
determinación "antiliteraria"
que no podía dejar de
influir en su obra.
La poesía entendida como
experiencia y conocimiento se
encuentran en la raíz
de la postura estética
de este poeta. Para comprenderlo
más, debemos saber que
decía de sí mismo
que lo arrastraba una especie
de manía hacia la vida
de vagabundo. Pasó meses
en la cárcel por una
riña. Trabajó,
entre otras cosas, de afilador,
cavaba terraplenes, fue fogonero
de vagones de carga y dice:
"una vez fui escritor,
pero tuve que dejarlo por debilidad
mental".
Quizás por primera vez
en la poesía italiana,
Campana triunfa en el intento
de otorgar profundidad y convicción
poéticas a una forma
por completo desvinculada de
la tradición, desprendida
de la camisa de fuerza de la
métrica y de la rima
regular.
Los poemas de los Cantos
órficos resultan
incisiones de una realidad donde
se mezcla un escenario verdadero,
una serie alucinada de recuerdos
y una concepción simbólica
de los hechos de la conciencia,
todo a través de un torrente
de imágenes que se van
ordenando de acuerdo con un
ritmo entrecortado, por lo general
con alternancia de rimas, que
de pronto se interrumpen o se
repiten para lograr un efecto
musical.
Todo esto determina en buena
parte la dirección de
la lírica italiana a
partir de las aventuras expresivas
en los líricos nuevos
y los poetas del hermetismo.