|
|
|
|
DINO
CAMPANA Y LOS POETAS NUEVOS
de Emilio Cecchi - De La Poesía
del Siglo XX
"He conocido a algunos poetas
nuestros y a algunos extranjeros.
No pretendo que hayan sido poetas
colosales: pero, ciertamente, estaban
entre los mayores que la época
podía poner a mi disposición.
Junto a ellos experimentaba admiración
y reverencia. Junto a Campana, que
no tenía el aire de un poeta
ni menos el de un literato, junto
a Campana se sentía la poesía
como si fuera una sacudida eléctrica,
un alto explosivo.
"No
sé a qué especie pertenecía,
si era superior o inferior a la
nuestra; solo sé que era
de otra especie. Un fauno embolsado
en esas míseras telas, u
otro ser mitad divino y mitad fabuloso,
habría causado la misma impresión.
Tuvo más genio poético
que cualquiera de los demás
de nuestra generación. Italiano
de la estirpe de Giotto, Masaccio,
Andrea del Castagno. (...)
"Su sensibilidad espasmódica,
de vagabundo y perseguido, no le
cerraba el camino hacia una forma
clásica de la vida y del
arte, ni hacia la idea de una felicidad
-como él decía- "mediterránea",
idea que parecía respirada
en las ciudades.
"Nadie como Campana ha sabido,
a través del rápido
y largo desprendimiento de sus versos
y sus fragmentos líricos
en prosa, lograr tanta modernidad
y ser, al mismo tiempo, natural,
popular. Campana pasó como
un cometa; su influencia en los
jóvenes fue incalculable,
y está aún lejos de
haberse esfumado.
"Parece una advertencia simbólica
o una profecía el verso de
Whitman que Campana colocó,
sin indicación alguna, en
la última página de
su único volumen, sobre el
pobre papel gris del impresor campesino.
Dice ese verso: "Todos fueron
cubiertos por la sangre de los niños".
"Campana ofrece un ejemplo
de fidelidad heroica a la poesía,
de una poesía verdaderamente
testimoniada con la sangre. Con
él se inaugura un tono íntimo
y grave en nuestra reciente lírica;
tono en el que, a través
de distintos modos, han cantado
Ungaretti, Saba, Montale."
APUNTE AUTOBIOGRAFICO DE DINO
CAMPANA - De La Poesía
del Siglo XX
"A los quince años fui
al colegio en Piamente, en Carmagnola,
cerca de Turín. Después,
a la Universidad de Bolonia. No
entendía la química.
Y por eso me dediqué en parte
a escribir y en parte a vivir como
vagabundo. Me arrastraba una especie
de manía hacia la vida de
vagabundo... Pasé algunos
meses en la cárcel. Dos o
tres meses en Suiza, en Basilea;
por una riña. En Italia,
detenido, y en un mes de cárcel
en Parma, hacia 1902 ó 1903.
Estuve cuatro meses en el manicomio
de Imola. En Bélgica, después,
en el manicomio de Tournay, otros
cuatro meses... Hacía de
todo. Por ejemplo: afilador. Afilaba
hoces, hachas. Bastaba para vivir.
He sido músico en la marina
argentina; portero en un club de
Buenos Aires. Cavaba terraplenes.
Dormía en una tienda. Es
trabajo fácil, pero monótono.
Fui fogonero en vagones de carga.
Y policía en Argentina, o
más bien bombero; los bomberos
se encargan a menudo de mantener
el orden. Estuve en Odesa. Me embarqué
como fogonero y deserté en
Odesa. Vendía estrellas fugaces
por las ferias... (...) Todos acababan
por irritarme. A los futuristas,
por ejemplo, los encontraba vacíos...
Una vez fui escritor, pero he tenido
que dejarlo por debilidad mental.
No conecto las ideas, no sigo...
Es preciso que me ocupe de cosas
más importantes."
|
|
|
|
|
|
|