Susana
Cattaneo ARGENTINA
ENIGMA DE LA PLAYA
Que
le crean, pidió, rogó;
con llanto escarlata, hirviente,
rogó:
que le crean a ella, la que desespera
el viento,
la de noche en neblina;
aseguró y aseguró:
vio aquello, sin duda, en el último
punto del muelle,
donde la muerte se zambulle
y comienzan las aguas de oscura
boca.
Que le crean, pidió, rogó;
no mentía, dijo, no mentía;
que le crean a ella, la loca de
la playa,
la amante de los peces en celo;
vio aquello, lo vio
donde los ojos alcanzan a ver pero
no miran,
en el lugar donde se zambulle la
finitud.
Que le crean, pidió, rogó,
con llanto escarlata,
a ella, la despiadada de sí,
la que convive con serpientes debajo
de la arena
y grita de espanto, furia,
en el final del muelle, dijo, al
final.
Alguien le crea, pidió, rogó
la desolada.
Que acepten: sus ojos abarcaron
la últimas piedras
y llegaron donde nadie.
Donde se zambulle Dios.
LA
MUJER QUE FUI
Mi
nombre entra a una lágrima
Yo
te vi en mediodías ardidos
de verano
cobijada en el frescor de sombras
y de ramas.
Te vi tejiendo anillos con la felicidad
mientras cerrabas pactos de infinito.
Con la boca dulce, te vi, llena
de verdes.
Danzabas sueños hechos de
paisajes.
Eras colibrí que libaba en
el amanecer más hermoso.
Bebías palabras, escribías
poemas.
Te nacieron libros -¿recuerdas
los años?- .
Te llenabas de pupilas tatuadas
de cielo.
Yo te vi sentada junto a la alegría;
correr en grandes círculos
jugando al mundo.
Regalabas frases; perseguías
insectos invisibles.
El día te estallaba de luz
perfumada de voces.
Ella -la pequeña de pestañas
blancas
y mirada como almendras- ,
olisqueaba el aire, la vida, el
pasto.
Las otras volaban, rodeaban tus
libros, picoteaban arroz.
Te vi rodeada de amor en tardes
que partían.
Te vi en invierno, cálida
y feliz.
Recogías en otoño
hojas escarlata y admirabas su belleza.
Te sentías plena con los
brotes de septiembre
y con lluvias de octubre bordabas
la dicha.
Te vi plácida entre árboles
junto a la eternidad.
Sí; yo te vi. Eras mucho,
mucho más
que esta pobre mujer que hoy esconde
sus ojos.
Mucho más que esta tristeza.
...a
la pequeña de pestañas
blancas
y amor en sus ojos de almendra...
Cae
en la playa la tarde que soy
herida de faros y gaviotas nocturnas.
Un follaje de arena pasea mi cuerpo
escanciado por la brisa que lo cubre.
Cómo no recordar las noches
en el muelle.
Las carreras invencibles entre luna
y agua.
El camino plata sobre ondulaciones
perfectas.
Recordar árboles vestidos
de milagro; bosques.
Sí; cae en la tarde la playa
que soy,
mi pequeña de pies blancos.
¿Dónde llevaste tu
alegría de calandrias?
Juego acertijos desde aquel aciago
día.
Apuesto: tus ojos me besan en este
instante azul.
Mira, hay una floración de
ángeles
en la mitad del cielo.
En la otra, una dulce jauría
de amapolas.
Ya la noche es mayor y danza misterios
sobre el mar.
Ha caído en la espuma la
playa, la tarde que soy.
(Traducción
al Catalán: Pére Bessó)
Cau a la platja la vesprada que
sóc
ferida de fars i gavines nocturnes.
Un fullatgee d´arena passeja
el meu cos
abocat per la brisa que el cobreix.
Com no recordar les nits al moll.
Les carreres invencibles entre lluna
i aigua.
El camí plata sobre ondulacions
perfectes.
Recordar arbres vestits de miracle.
Sí; cau a la vesprada la
platja que sóc,
la meua petita de peus blancs.
¿On portares la teua alegria
de calandres?
Jugue endevinalles des d´aquell
dia atziac.
Aposte: els teus ulls em besen en
aquest instant blau.
Mira, hi ha una floració
d´ àngels
a la meitat del cel.
A l´altra, una dolÇa
canilla de roselles.
I a la nit és major i dansa
misteris a sobre el mar.
Ha caigut en l´escuma la platja,
la vesprada que sóc.
Traducción:
Hubert Guillaud
Une
femme galope
dans la profondeur givrée du désert;
sur la froidure du malheur
et ces solitudes
perforées d'adieux.
Elle parcourt ta fatigue;
fabrique des marionnettes d'impatience
et des trucs en sable et des vents.
Elle orne de guirlandes
les paragues humides
de sa vie.
Elle construit avec des échardes
chaque caresse désincarnée.
Elle,
qui tout en voilant
ses pupilles vigilantes,
fait l'usure de la dette rouge du
destin.
Imperceptiblement, j'entends un
galop
dans l'extrémité du mur.
LA FOLLE
Elle désire des rêves
de pain et de lumières.
Ils
l'irriguent
de caresses invisibles.
Elle
rêve de s'enfuir d'un monde étranger.
Son
rêve est de volver avec un prince
lilas.
Elle empoigne son épée.
Frappe ses mains.
Elle
regarde le néant de ses youx troubles.
Vêtue
d'habits sales.
Un
néant de charmes et pertes
où
les kaléidoscopes
annoncent des caricatures grotesques.
Elle
danse en petits sauts d'oiseau
son sourire de cage scellée.
Elle
agite, patiemment,
quelques
feuilles blanches qu'elle lit sans
se lasser.
Elle
exécute cette gymnastique moribonde
d'heure en heure.
Son
regard a la couleur de l'invisible;
sa
chevelure, vapeurs blanchâtres,
fruits et orties.
Précise, un àpres-midi,
elle
parle à mon étonnement dans son
mutisme de sable.
Elle
m'offre un sourire édenté
et la tendresse naissante
comme
une langue oubliée.
Furent
alors en gestation des silences
aigles foudroyants
montagnes
couvertes de rêves et d'étoupe
spirale
paradis très dure attente
ton
cou s'étire en gants de fer
agonie
de l'ascension air raréfié
combat
pénible alchimiste indomptable
qui
espère une traînée de nuages et
aussitôt
un
jardin mirage de mandolines troubles
un
dieu barbu et un ascète fou
Beethoven
n'a que faire de l'oreille de Vincent
Ronsard
te sourit depuis le plus haut sommet
tu
parviens à la cime où commence un
mystère
le
Sphinx en son énigme réponse finale.