SOBRE
LA MURALLA DEL TIEMPO LA PALABRA MAS
ALTA
Antonin
Artaud -
Francia (1896-1948) - Traducción:
Alejandra Pizarnik
VAN
GOGH LE SUICIDÉ DE LA SOCIETÉ
(fragmento)
Regreso
al cuadro de los cuervos.
¿Quién ha visto ya como
en ese cuadro equivaler la tierra
al mar?
De todos los pintores Van Gogh es
aquel que más profundamente
nos despoja, y hasta la trama; pero
como quien se despiojaría de
una
obsesión.
La de hacer que los objetos sean otros,
la de atreverse al fin a
arriesgar el pecado de lo otro, y
la tierra no puede tener el color
de un mar líquido y sin embargo,
precisamente como un mar líquido,
Van Gogh arroja su tierra como una
serie de golpes de azada.
Y el color de la borra del vino lo
infundió a su tela, y es la
tierra
que huele a vino, que todavía
chapalea en medio de las olas de trigo,
que erige una cresta de gallo sombrío
contra las nubes bajas que se agolpan
en el cielo por todos los lados.
Pero, ya lo he dicho, lo fúnebre
de la historia es el lujo con que
son tratados los cuervos.
Ese color de almizcle, de nardo rico,
de trufa salida como de una
gran cena.
En las olas violáceas del cielo,
dos o tres cabezas de ancianos de
humo arriesgan una mueca de apocalipsis,
pero allí están los
cuervos
de Van Gogh que los incitan a más
decencia, quiero decir a menos
espiritualidad, y eso quiso decir
el mismo Van Gogh con este cuadro
de cielo rebajado, pintado como en
el preciso instante en que se
liberaba de la existencia, pues esta
tela tiene un extraño color
casi pomposo por otra parte, de nacimiento,
de boda, de partida,
escucho las alas de los cuervos llamar
con golpes de fuerte címbalo
encima de una tierra de la cual parece
que Van Gogh no podrá refrenar
más la marea.
Luego la muerte.
Los olivares de Saint-Rémy.
El ciprés solar.
El dormitorio.
La recolección de las olivas.
Los Aliscampos.
El café de Arles.
El puente donde se tienen deseos de
hundir el dedo en el agua,
en un movimiento de regresión
violenta a un estado de infancia
al que obliga la fuerza prodigiosa
de Van Gogh.
El agua es azul,
no de un azul de agua,
sino de un azul de pintura líquida.
El loco suicida ha pasado por allí
y ha devuelto el agua de la pintura
a la naturaleza,
pero, a él ¿quién
se la devolverá?
POETA
NEGRO
Versión: Yadi Henao
Poeta negro, un seno de virgen
te obsesiona.
Poeta agrio, la vida arde
y la ciudad quema.
El cielo se reabsorbe en lluvia;
tu pluma raspa al corazón de
la vida.
Selva, selva de los ojos que hormigueaban
sobre las almendras multiplicadas.
Cabellera de naranja,
los poetas cabalgaban unos caballos,
unos perros.
Los ojos rabian, las lenguas agrian
el cielo que afluye por la nariz,
como una leche nutricia y azul.
Estoy suspendido en sus bocas femeninas,
corazones de vinagre duro.
EL
PESA-NERVIOS (fragmento)
Versión: Yadi Henao
Yo no he aspirado más que
a la relojería del alma,
yo no he transcrito más
que el dolor de una sincronización
abortada.
Yo soy un completo abismo, esos
que me creen capaz de un dolor
entero, de un bello dolor pleno
de carnosas angustias, de angustias
que son
una mezcla de objetos, una efervescente
trituración de fuerzas
y no un punto suspendido con impulsos
accidentados y desarraigados que
vienen de la confrontación
de mis fuerzas con esos abismos.
Y
hay más que esos abismos
voluminosos, la detención,
el frío, todo eso que me
ha fortalecido.
Todos aquellos que me han creído
lleno de un ruido torturado, en
una violenta negrura con la que
yo me bato están perdidos
en las tinieblas del hombre.
(...)
Entonces
se conocerán mis fuentes, verán
mis espejos, habrán desnaturalizado
mis venenos o descubierto mis juegos
del alma.
Entonces todos mis cabellos serán
colados en cal, todas mis venas mentales,
se percibirá mi bestiario y
mi mística habrá acabado
en sombrero(...) se comprenderá
la geometría sin espacios y
se aprenderá
la configuración del espíritu.
Se sabrá cómo he perdido
el espíritu.
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