Sthepen
Spender (1909-1995)-
INGLATERRA
Traducción:
William
Shand y Alberto Girri
En
noviembre de ruedas de fuegos
artificiales y cohetes
este rugiente vociferador, hombre
y muchacho,
hizo realidad a Guy Fawkes
y ardió en un fuego verdadero.
Sus rimas que rellenaban su cuerpo
fueron la paja,
sus poemas que dejaba caer de sus
bolsillos
eran buscapiés y golosinas
y piolín y alambre,
la espina de la crepitante árgoma
le coronaba
con erizada alegría.
Donde él cantaba, ardiendo,
una taza
alrededor de su cuello
pedía limosna: "¡Peniques,
peniques , para Guy!"
Y cada moneda de cada traunseúnte
cuando se derretía, se la
bebía furibundo.
Y ante su voz que hablaba,
todos sus pecados
lanzaban ángeles hacia el
cielo.
Ahora que el muriera
prueba que el fuego era el centro
de su broma
SEPARACIÓN
Traducción: Silvina Ocampo
Cuando
la noche en cuya profundidad
se funden nuestras mentes y nuestros
cuerpos
en vez de unirnos nos divide
con vientos y oceános entre
nosotros rompiendo
nuestros sueños separados
en
mis ojos sin párpados que
miran
más allá del ascendente
y tenebroso terror
tu isla cálida que me responde
se extiende
sobre la ola brillante del deseo
Aquí
donde estoy yaciendo está
el ardiente foso
agolpando la mente con sus carbones
y la voluntad contraria a ella
sólo elabora nuevas grietas
de oscuridad
a través de sus oscuros alrededores.
Nuestros
soles vívidos de felicidad
marchitos por el verano, pierden
sus flores;
las manos del ansiado, retenido
mañana
se enlazan a las manos de ayer
en un doble dolor.
Las
voces presentes y los rostros
extranjeros reflejándose
en su dicha forastera,
yacen perdidos y pueblan un mapa
con nombres de lugares sin sentido.
Para
acercarme a ti de nuevo, la tierra
tiene que girar, el aeroplano
volar a través del rutilante
espacio,
apurarse los relojes, el escenario
tornar
las montañas en una ciudad.
Contra
una rueda comprimo mi cerebro,
mi sangre brama a través
de una noche de madera,
pero mi corazón no lanza
ningún brote
del centro de un silencio
de inmóvil violencia.
Y
cuando nos encontremos -las costillas
todavía
dividirán el sueño
que incluye la carne
y los vientos y los océanos
del tiempo
destruirán las islas con
sus arroyos
por acompasada que sea nuestra voluntad;
salvo
que en la noche giratoria
donde estamos siempre separados
nuestros ojos beban en nuestro mutuo
silencio,
inmensurable paciencia
hilada en su secreta luz.
Resguardados
por la oscuridad en el quieto centro
del circular terror del mundo,
oh nacimiento tierno de la vida
y reflejo
de los labios, donde el amor por
fin halla paz
liberado de los errores de la voluntad.