Nicanor
Parra CHILE
LA
TRAMPA (Fragmento)
Por
aquel tiempo yo rehuía las
escenas demasiado misteriosas. Como
los esfermos de estómago
que evitan las comidas pesadas,
prefería quedarme en casa
dilucidando algunas cuestiones referentes
a la reproducción de las
arañas, con cuyo objeto me
recluía en el jardín
y no aparecía en público
hasta avanzadas horas de la noche;
o también en mangas de camisa,
en actitud desafiante, solía
lanzar iracundas miradas a la luna
procurando evitar esos pesamientos
atrabiliarios que se pegan como
pólipos al alma humana. En
soledad poseía un dominio
absoluto sobre mí mismo,
iba de un lado a otro con plena
conciencia de mis actos o me tendía
entre las tablas de la bodega a
soñar, a idear mecanismos,
a resolver pequeños problemas
de emergencia. Aquéllos eran
los momentos en que ponía
en práctica mi célebre
método onírico, que
consiste en violentarse a sí
mismo y soñar lo que se desea,
en promover escenas preparadas de
antemano con participación
del más allá.
De este modo lograba obtener informaciones
preciosas
referentes a una serie de dudas
que aquejan al ser:
viajes al extranjero, confusiones
eróticas, complejos religiosos.
Pero todas las precauciones eran
pocas puesto que por razones difíciles
de precisar comenzaba a deslizarme
automáticamente por una especie
de plano inclinado, como un globo
que se desinfla mi alma perdía
altura, el instinto de conservación
dejaba de funcionar
y privado de mis prejuicios más
esenciales caía fatalmente
en la trampa del teléfono
que como un abismo atrae a los objetos
que lo rodean.
Y con manos trémulas marcaba
ese número maldito
que aún suelo repetir automáticamente
mientras duermo.
QUE DIOS
NOS LIBRE
Que
Dios nos libre de los comerciantes
sólo buscan el lucro personal
que
nos libre de Romeo y Julieta
sólo buscan la dicha personal
líbrenos
de poetas y prosistas
que sólo buscan fama personal
líbrenos
de los Héroes de Iquique
líbrenos de los Padres de
la Patria
no queremos estatuas personales
si
todavía tiene poder el Señor
que nos libre de todos esos demonios
y que también nos libre de
nosotros mismos
en cada uno de nosotros hay
una alimaña que nos chupa
la médula
un comerciante ávido de lucro
un Romeo demente que sólo
sueña con poseer a Julieta
un héroe teatral
en connivencia con su propia estatua
Dios
nos libre de todos estos demonios
si
todavía sigue siendo Dios.
FUENTES
DE SODA
Aprovecho
la hora del almuerzo
para hacer un examen de conciencia
¿Cuántos brazos me
quedan por abrir?
¿Cuántos pétalos
negros por cerrar?
¡A lo mejor soy un sobreviviente!
El
receptor de radio me recuerda
mis deberes, las clases, los poemas
con una voz que parece venir
desde lo más profundo del
sepulcro.
El
corazón no sabe qué
pensar.
Hago
como que miro los espejos
un cliente estornuda a su mujer
otro enciende un cigarro
otro lee Las últimas noticias.
¡Qué
podemos hacer, árbol sin
hojas,
fuera de dar la última mirada
en dirección del paraíso
perdido!
Responde
sol oscuro
ilumina un instante
aunque
después te apagues para siempre.
CAMBIOS
DE NOMBRE
A
los amantes de las bellas letras
Hago llegar mis mejores deseos
Voy a cambiar de nombre a algunas
cosas.
Mi posición es ésta:
El poeta no cumple su palabra
Si no cambia los nombres de las
cosas.
¿Con qué razón
el sol
Ha de seguir llamándose sol?
¡Pido que se le llame Micifuz
El de las botas de cuarenta leguas!
¿Mis
zapatos parecen ataúdes?
Sepan que desde hoy en adelante
Los zapatos se llaman ataúdes.
Comuníquese, anótese
y publíquese
Que los zapatos han cambiado de
nombre:
Desde ahora se llaman ataúdes.
Bueno,
la noche es larga
Todo poeta que se estime a sí
mismo
Debe tener su propio diccionario
Y antes que se me olvide
Al propio dios hay que cambiarle
nombre
Que cada cual lo llame como quiera:
Ese es un problema personal.
PREGUNTAS
A LA HORA DEL TÉ
Este señor desvaído
parece
Una figura de un museo de cera;
Mira a través de los visillos
rotos:
Qué vale más, ¿el
oro o la belleza?,
¿Vale más el arroyo
que se mueve
O la chépica fija a la ribera?
A lo lejos se oye una campana
Que abre una herida más,
o que la cierra:
¿Es más real el agua
de la fuente
O la muchacha que se mira en ella?
No se sabe, la gente se lo pasa
Construyendo castillos en la arena.
¿Es superior el vaso transparente
A la mano del hombre que lo crea?
Se respira una atmósfera
cansada
De ceniza, de humo, de tristeza:
Lo que se vio una vez ya no se vuelve
A ver igual, dicen las hojas secas.
Hora del té, tostadas, margarina.
Todo
envuelto en una especie de niebla.