SOBRE
LA MURALLA DEL TIEMPO LA PALABRA
MAS ALTA
Vicente Huidobro
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CHILE
(1893-1948)
La madre que murió sin decir
nada
Trabaja en mi garganta.
Tu figura se ilumina al fuego
Y algo quiere salir.
El chorro de agua en el jardín.
Alguien tose en la otra pieza,
una voz vieja
¡Cuán lejos!
Un poco de muerte
Tiembla en los rincones.
SEA
COMO SEA (fragmento)
Los
pájaros sueñan por
nosotros
La flor ansiada duerme en los sótanos
del mar
Sólo tenemos esta cascada
que apaga a los fantasmas.
Estas piedras escondiéndose
bajo el ala
Entre los girasoles que se insultan
como colegiales
Sólo tenemos el corazón
de paso a paso
Los sonidos para causar el aire
que se creía libre
Las estatuas para los relámpagos.
Cuando
viene la tarde amasando sus panes
El imán de las rosas atrae
los navíos
El río inunda a las ovejas
atraviesa los ojos
Y se quiebra al fondo de la soledad.
Cuando
viene el silencio hipnotizando selvas
las
rocas se lanzan de cabeza al fondo
de las aguas
Lo que hace llorar a las novias
más lejanas
El viento peina a los rebaños
Arroja su capa y huye para siempre
Los perfumes de las flores mueren
y sus colores nacen
Lo que hace ladrar a los perros
al pie de la colina.
Te
amo mujer de mi gran viaje
Como el mar ama al agua
Que lo hace existir
Y le da derecho a llamarse mar
Y a reflejar el cielo y la luna
y las estrellas.
El
PASAJERO DE SU DESTINO (Fragmento)
Es
preciso arrojar los números
y seguirlos con nuestros ojos
Verlos
tomar su puesto buscar la elevación
injusta del humo
O
bien caer al fondo de la memoria
Te
digo que no hay que dejarse enrollar
por el viento
Que
es necesario llamar a la puerta
del torbellino
Nunca
debes huir al acercamiento del horror
ni de la simple novia que canta
la alegría de sus arterias
Ningún
abismo debe perturbar el reír
de tus dientes heroicos
Ningún
aliento debe empañar el metal
de tu alma
Ni
remecer tus edificios internos
Quiero
verlos brillar siempre con el mismo
fósforo del tiempo
Encima
del ala viril inmovilizada a causa
de su blancura
No
esperes ese encuentro prometido
en los profundos terciopelos eternos
Es
preciso saludar los oráculos
del mar
Encadenar
el paraíso bajo el fuego
de nuestra voz
Devolver
nuestro corazón a su tienda
No
queremos reparticiones gratuitas
antes de la vida
Es
preciso tapar el naufragio con un
corcho cualquiera
Olvidar
el vuelo de las manos desesperadas
No
hay circunstancias atenuantes para
el cielo
Yo
no quiero resbalar sobre las nubes
ni caer en las trampas tendidas
por el enemigo que no se nombra
Que
la muerte desesperada aúlle
y que lance su simiente
Que
tambalee entre las piedras de sus
abismos
Que
divida los hombres
Que
divida los hombres digo en rangos
de sombra y de luz
La
insinuación del misterio
La
alternativa de dos orillas a escoger
Tampoco
así me verás temblar
He
aquí el polo sin fin he aquí
el mar
He
aquí el naufragio bajo una
tapa de metal
El
naufragio es el plato del cielo
No
me verás temblar
Ni
aun al ras de la media noche definitiva
De
esa virginal medianoche de todo
hombre que nos espera a la orilla
de nosotros mismos
De
esa última medianoche que
recae a veces con la quilla en el
aire
No
me verás temblar
Muy
al contrario meceré las sombras
en torno mío
Prepararé
yo mismo el viento que deba empujarme
El
gran viento solitario que quiere
abrazar el destino...