Lawrence
Ferlinghetti ESTADOS
UNIDOS
NO
MUCHO DESPUÉS
(Traducción
de A. Girri y W. Shand)
No
mucho después del principio
del tiempo
hacia las nueve
de una no demasiado calurosa
noche de verano
en la puerta
de la NUEVA PISA
bajo la olvidada
cabeza en yeso de DANTE
esperando por una mesa
y observándolo
Todo
había un hombre con un espejo
por cabeza
lo cual parecía muy normal
excepto que
le sobresalían orejas verdaderas
y que tenía un cartel
donde se leía
UN
POEMA ES UN ESPEJO QUE CAMINA POR
UNA EXTRAÑA CALLE
pero
de cualquier modo
como estaba diciendo
no mucho después del comienzo
del tiempo
este hombre que era todo ojos
no tenía boca
Lo único que podía
hacer era
mostrar a la gente lo que quería
expresar
Y resultó
que él pretendía
ser pintor
Pero de cualquier modo
este pintor
que no podía hablar o decir
nada
sobre lo que él
quería expresar
parecía el pintor más
feliz
del mundo entero
detenido allí
observándolo todo
y reflejándolo
Todo
en su enorme
Ojo Hambriento
así fue que vi reflejadas
allí
Cuatro paredes cubiertas de imágenes
de la torre inclinada de Pisa
todas ellas inclinadas en distintas
direcciones
Cinco palcos con mesas
Quince mesas sin palcos
Un bar
con un barman que parecía
un campeón de béisbol
con una cantidad de trofeos locales
colgados detrás
Tres camareras de proporciones y
rostros diferentes
una grande como un pequeño
fox terrier
una del tamaño de un cachalote
pequeño
una extraña como un ángel
pero las tres
con los mismos ojos
Una puerta de cocina con un hermano
cocinero
de pie ante ella
con los mismos ojos
y alrededor
de ciento setenta y tres personas
que hablaban y se agitaban
y
reían y comían y bebían
y sonreían y
fruncían el ceño
y sacudían las cabezas y
abrían las bocas llevando
a ellas
tenedores y
cucharas y masticaban y tragaban
toda clase
de productos
y se acomodaban en sus asientos
relajándose quizás
y bebían café
y encendían cigarrillos y
se levantaban y etcétera
y partiendo
hacia la noche
sin advertir siquiera
al hombre de la cabeza de espejo
bajo la olvidada
cabeza de Dante
mirando
a todos
con los mismos ojos
como si aún estuviera buscando
Por doquier
a su perdida Beatrice
pero con apenas un toque
de diabólico lápiz
de labios
en la misma punta
de su nariz.