SOBRE
LA MURALLA DEL TIEMPO LA PALABRA
MAS ALTA
César
Vallejo -
PERÚ (1893-1938)
INTENSIDAD
Y ALTURA
Quiero
escribir, pero me sale espuma,
quiero decir muchísimo y
me atollo;
no hay cifra hablada que no sea
suma,
no hay pirámide escrita,
sin cogollo.
Quiero
escribir, pero me siento puma;
quiero laurearme, pero me encebollo.
No hay voz hablada, que no llegue
a bruma,
no hay dios no hijo de dios, sin
desarrollo.
Vámonos,
pues, por eso, a comer yerba,
carne de llanto, fruta de gemido,
nuestra alma melancólica
en conserva.
Vámonos!
Vámonos! Estoy herido;
vámonos a beber lo ya bebido,
vámonos, cuervo, a fecundar
tu cuerva.
PARIS, OCTUBRE 1936
De todo esto yo soy el único
que parte.
De este banco me voy, de mis calzones,
de mi gran situación, de
mis acciones,
de mi número hendido parte
a parte,
de todo esto yo soy el único
que parte.
De
los Campos Elíseos o al dar
vuelta
la extraña callejuela de
la Luna,
mi defunción se va, parte
mi cuna,
y, rodeada de gente, sola, suelta,
mi semejanza humana dase vuelta
y despacha sus sombras una a una.
Y
me alejo de todo, porque todo
se queda para hacer la coartada:
mi zapato, su ojal, también
su lodo
y hasta el doblez del codo
de mi propia camisa abotonada.
PIEDRA NEGRA
SOBRE UNA PIEDRA BLANCA
Me
moriré en París con
aguacero,
un día del cual tengo ya
el recuerdo.
Me moriré en París
-y no me corro-
Tal vez un jueves, como es hoy,
de otoño.
Jueves
será, porque hoy, jueves,
que proso
estos versos, los húmeros
me he puesto
a la mala y, jamás como hoy,
me he vuelto
con todo mi camino, a verme solo.
César
Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga
nada;
le daban duro con un palo y duro
también
con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos
húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos...
CONFIANZA EN EL ANTEOJO, NO EN EL
OJO
Conozco
en el anteojo, no en el ojo;
en la escalera, nunca en el peldaño;
en el ala, no en el ave
y en ti sólo, en ti sólo,
en ti sólo.
Confianza en la maldad, no en el
malvado;
en el vaso, mas nunca en el licor;
en el cadáver, no en el hombre
y en ti sólo, en ti sólo,
en ti sólo.
Confianza en muchos, pero ya no
en uno;
en el cauce, jamás en la
corriente;
en los calzones, no en las piernas
y en ti sólo, en ti sólo,
en ti sólo.
Confianza
en la ventana, no en la puerta;
en la madre, mas no en los nueve
meses;
en el destino, no en el dado de
oro,
y en ti sólo, en ti sólo,
en ti sólo.