SOBRE
LA MURALLA DEL TIEMPO LA PALABRA
MAS ALTA
Paul
Celan -
RUMANIA
(1920-1970)
TENEBRAE
Versión
de José Ángel Valente
Estamos
próximos, Señor,
próximos y apresables.
Ya
apresados, Señor,
uno en otro enzarzados, como
si la carne de cada uno de nosotros
fuese
tu carne, Señor.
Ora,
Señor,
invócanos,
estamos próximos.
Ladeados
por el viento íbamos,
caminábamos para inclinarnos
sobre la zanja y la oquedad.
Al
abrevadero íbamos, Señor.
Era
sangre, era
lo que tú has derramado,
Señor.
Brillaba.
Nos
arrojó tu imagen a los ojos,
Señor.
Los ojos y las bocas tan abiertos
están, tan vacíos,
Señor.
Hemos
bebido, Señor,
la sangre con la imagen que en ella
estaba, Señor.
Ora,
Señor.
Estamos próximos.
CANCIÓN A UNA DAMA EN LA
SOMBRA
Versión
de Felipe Boso
Cuando la Taciturna llegue y decapite
los tulipanes,
¿Quién saldrá
ganando?
¿Quién saldrá
perdiendo?
¿Quién se asomará
a la ventana?
¿Quién pronunciará
primero su nombre?
Alguien que es portador de mis cabellos.
Los lleva como se lleva a los muertos
en las manos.
Los lleva como llevó el cielo
mis cabellos aquel año en
que amé.
Los lleva así por vanidad.
Ese saldrá ganando.
No saldrá perdiendo.
No se asomará a la ventana.
No pronunciará su nombre.
Es alguien que está en posesión
de mis ojos.
Los tiene desde que se cierran los
portones.
Los lleva en los dedos, como anillos.
Los lleva como añicos de
fruición y zafiro:
era ya mi hermano en otoño;
y ya cuenta los días y las
noches.
Ese saldrá ganando.
No saldrá perdiendo.
No se asomará a la ventana.
Pronunciará su nombre el
último.
Es alguien que tiene lo que dije.
Lo lleva bajo el brazo, como un
bulto.
Lo lleva como el reloj su peor hora.
Lo lleva de umbral en umbral, mas
no lo arroja.
Ese no saldrá ganando.
Saldrá perdiendo.
Se asomará a la ventana.
Pronunciará su nombre el
primero.
Será decapitado con los tulipanes.
TARDÍO Y PROFUNDO
Versión
de José Ángel Valente
Maligna
como palabra de oro esta noche comienza.
Comemos las manzanas de los mudos.
Hacemos un trabajo que bien puede
dejarse a su fortuna;
en pie permanecemos en el otoño
de nuestros tilos, como rojas
banderas pensativas,
como abrasados huéspedes
del Sur.
Juramos por Cristo el Nuevo desposar
el polvo con el polvo,
el pájaro con el zapato vagabundo,
el corazón con la escalera
de agua...
Hacemos ante el mundo los santos
juramentos de la arena,
juramos con gusto,
juramos en voz alta desde los techos
del sueño sin imágenes
y agitamos la blanca cabellera del
tiempo...
Ellos
nos gritan: ¡Blasfemáis!
Desde
hace tiempo lo sabemos.
Desde hace tiempo lo sabemos: ¿qué
importa?
Vosotros moléis en los molinos
de la muerte la blanca harina de
la Promesa
y la ofrecéis a nuestros
hermanos y a nuestras hermanas.
Nosotros
agitamos la blanca cabellera del
tiempo.
Vosotros
censuráis: ¡Blasfemáis!
Lo sabemos de sobra,
que venga sobre nosotros la culpa
que venga sobre nosotros la culpa
de todas las señales de peligro,
que venga el mar burbujeante,
el viento acorazado del retorno,
el día de la medianoche,
que venga lo que no ha sido todavía.
Que venga un hombre de la tumba.
CIÉGATE
Versión
de José Ángel Valente
Ciégate
para siempre:
también la eternidad está
llena de ojos-
allí
se ahoga lo que hizo caminar a las
imágenes
al término en que han aparecido,
allí
se extingue lo que del lenguaje
también te ha retirado con
un gesto,
lo que dejabas iniciarse como
la danza de dos palabras sólo
hechas
de otoño y seda y nada.
QUIEN
SE ARRANCA EL CORAZÓN DEL
PECHO...
Versión
de Jesús Munárriz
Quien
se arranca el corazón del
pecho en la
noche, quiere alcanzar la rosa.
Suya es su hoja y su espina,
a él le deposita la luz en
el plato,
a él le llena los vasos de
aliento,
a él le susurran las sombras
del amor.
Quien
se arranca el corazón del
pecho hacia la
noche y lo lanza a lo alto,
ése no yerra el blanco,
ése lapida la piedra,
a él le suena la sangre del
reloj,
a él le quita su hora con
un golpe el tiempo de
la mano:
él puede jugar con pelotas
más bellas
y hablar de ti y de mí.