César
Moro (1903-1956)
PERU
EL
MUNDO ILUSTRADO
Igual que tu ventana que no existe
Como una sombra de mano en un instrumento
fantasma
Igual que las venas y el recorrido
intenso de tu sangre
Con la misma igualdad con la continuidad
preciosa que me
asegura idealmente tu existencia
A una distancia
A la distancia
A pesar de la distancia
Con tu frente y tu rostro
Y toda tu presencia sin cerrar los
ojos
Y el paisaje que brota de tu presencia
cuando la ciudad no
era no podía ser sino el
reflejo inútil de tu presencia
de hecatombe
Para mejor mojar las plumas de las
aves
Cae esta lluvia de muy alto
Y me encierra dentro de ti a mí
solo
Dentro y lejos de ti
Como un camino que se pierde en
otro continente
EL
FUEGO Y LA POESÍA
I
Amo el amor
El martes y no el miércoles
Amo el amor de los estados desunidos
El amor de unos doscientos cincuenta
años
Bajo la influencia nociva del judaísmo
sobre la vida monástica
De las aves de azúcar de
heno de hielo de alumbre o de bolsillo
Amo el amor de faz sangrienta con
dos inmensas puertas al
vacío
El amor como apareció en
doscientas cincuenta entregas
durante cinco años
El amor de economía quebrantada
Como el país más expansionista
Sobre millares de seres desnudos
tratados como bestías
Para adoptar esas sencillas armas
del amor
Donde el crimen pernocta y bebe
el agua clara
De la sangre más caliente
del día
II
Amo el amor de ramaje denso
Salvaje al igual de una medusa
El amor-hecatombe
Esfera diurna en que la primavera
total
Se columpia derramando sangre
El amor de anillos de lluvia
De rocas transparentes
De montañas que vuelan y
se esfuman
Y se convierten en minúsculos
guijarros
El amor como una puñalada
Como un naufragio
La pérdida total del habla
del aliento
El reino de la sombra espesa
Con los ojos salientes y asesinos
La saliva larguísima
La rabia de perderse
El frenético despertar en
medio de la noche
Bajo la tempestad que nos desnuda
Y el rayo lejano transformando los
árboles
En leños de cabellos que
pronuncian tu nombre
Los días y las horas de desnudez
eterna
BATALLA
AL BORDE DE UNA CATARATA
Tener entre las manos largamente una
sombra
De cara el sol
Tu recuerdo me persiga o me arrastre
sin remedio
Sin salida sin freno sin refugio sin
habla sin aire
El tiempo se transforma en casa de
abandono
En cortes longitudinales de árboles
donde tu imagen se disuelve
en humo
El sabor más amargo que la
historia del hombre conozca
El mortecino fulgor y la sombra
El abrir y cerrarse de puertas que
conducen al dominio
encantado de tu nombre
Donde todo perece
Un inmenso campo baldío de
hierbas y de pedruscos interpretables
Una mano sobre una cabeza decapitada
Los pies
Tu frente
Tu espalda de diluvio
Tu vientre de aluvión un muslo
de centellas
Una piedra que gira otra que se levanta
y duerme en pie
Un caballo encantado un arbusto de
piedra un lecho de piedra
Una boca de piedra y ese brillo que
a veces me rodea
Para explicarme en letra muerta las
prolongaciones misteriosas
de tus manos que vuelven con el aspecto
amenazante de un
cuarto modesto con una cortina roja
que se abre ante el
infierno
La sábana el cielo de la noche
El sol el aire la lluvia el viento
Sólo el viento que trae tu
nombre