José
Emilio Pacheco
MEXICO
A
QUIEN PUEDA INTERESAR
Que
otros hagan aún
el gran poema
los libros unitarios
las rotundas
obras que sean espejo
de armonía
A
mí sólo me importa
el testimonio
del momento que pasa
las palabras
que dicta en su fluir
el tiempo en vuelo
La
poesía que busco
es como un diario
en donde no hay proyecto ni medida
ÉXODO
En
lo alto del día
eres aquel que vuelve
a borrar de la arena la oquedad
de su paso;
el miserable héroe que escapó
del combate
y apoyado en su escudo mira arder
la derrota;
el náufrago sin nombre que
se aferra a otro cuerpo
para que el mar no arroje su cadáver
a solas;
el perpetuo exiliado que en el desierto
mira
crecer hondas ciudades que en el
sol retroceden;
el que clavó sus armas en
la piel de un dios muerto
el que escucha en el alba cantar
un gallo y otro
porque las profecías se están
cumpliendo: atónito
y sin embargo cierto de haber negado
todo;
el que abre la mano
y recibe la noche.
INDESEABLE
No
me deja pasar el guardia.
He traspasado el límite de
edad.
Provengo de un país que ya
no existe.
Mis papeles no están en orden.
Me falta un sello.
Necesito otra firma.
No hablo el idioma.
No tengo cuenta en el banco.
Reprobé el examen de admisión.
Cancelaron mi puesto en la gran
fábrica.
Me desemplearon hoy y para siempre.
Carezco por completo de influencias.
Llevo aquí en este mundo
largo tiempo.
Y nuestros amos dicen que ya es
hora
de callarme y hundirme en la basura.
LA DIOSA BLANCA
Porque
sabe cuánto la quiero y cómo
hablo de ella en
su ausencia,
la nieve vino a despedirme.
Pintó de Brueghel los árboles.
Hizo dibujo de Hosukai el campo
sombrío.
Imposible
dar gusto a todos.
La nieve que para mí es la
diosa, la novia,
Astarté, Diana, la eterna
muchacha,
para otros es la enemiga, la bruja,
la condenable a la hoguera.
Estorba sus labores y sus ganancias.
La odian por verla tanto y haber
crecido con ella.
La relacionan con el sudario y la
muerte.
A
mis ojos en cambio es la joven vida,
la Diosa Blanca
que abre los brazos y nos envuelve
por un segundo y se marcha.
Le digo adiós, hasta luego,
espero volver a verte algún
día.
Adiós, espuma del aire, isla
que dura un instante.
LA
GOTA
La
gota es un modelo de concisión:
todo el universo
encerrado en un punto de agua.
La
gota representa el diluvio y la
sed.
Es el vasto Amazonas y el gran Océano.
La
gota estuvo allí en el principio
del mundo.
Es el espejo, el abismo,
la casa de la vida y la fluidez
de la muerte.
Para
abreviar, la gota está poblada
de seres
que se combaten, se exterminan,
se acoplan.
No pueden salir de ella,
gritan en vano.
Preguntan
como todos:
¿de qué se trata,
hasta cuándo,
qué mal hicimos
para estar prisioneros de nuestra
gota?
Y nadie escucha.
Sombra y silencio en torno de la
gota,
brizna de luz entre la noche cósmica
en donde no hay respuesta.