|
|
|
|
Joaquín
Pasos (1914-1947)
NICARAGUA
PEQUEÑO
CANTO PARA BIEN PARIR
Como
la Virgen del Carmen
vas a parir,
en una cama de nardos.
En
medio de la montaña
vas a parir
mañana por la mañana.
Cuando
el sol está naciendo
el cielo está carmesí,
estás teñida de sangre,
vas a parir.
Nardos
teñidos de sangre,
vas a parir,
un muchachito moreno.
Alrededor
de tu cama
baila todo Nindirí,
en tu vientre baila el niño
vas a parir.
En
una cama de nardos
vas a parir.
Como la virgen del Carmen.
CANTO DE GUERRA DE LAS COSAS
(...)
Los marineros están un poco
excitados. Algo les turba su viaje.
Se asoman a la borda y escudriñan
el agua,
se asoman a la torre y escudriñan
el aire.
Pero no hay nada.
No hay peces, ni olas, ni estrellas,
ni pájaros.
Señor capitán, ¿a
dónde vamos?
Lo sabremos más tarde.
Cuando hayamos llegado.
Los marineros quieren lanzar el
ancla,
los marineros quieren saber qué
pasa.
Pero no es nada. Están un
poco excitados.
El agua del mar tiene un sabor más
amargo,
el viento del mar es demasiado pesado.
Y no camina el barco. Se quedó
quieto en medio del viaje.
Los marineros se preguntan ¿qué
pasa? con las manos,
han perdido el habla.
No pasa nada. Están un poco
excitados.
Nunca volverá a pasar nada.
Nunca lanzarán el ancla.
(...) El agua es la única eternidad
de la sangre
Su fuerza, hecha sangre. Su inquietud,
hecha sangre.
Su
violento anhelo de viento y cielo,
hecho sangre.
Mañana dirán que la
sangre se hizo polvo,
mañana estará seca la
sangre.
Ni sudor, ni lágrimas, ni orina
podrán llenar el hueco del
corazón vacío.
Mañana envidiarán la
bomba hidráulica de un inodoro
palpitante,
la constancia viva de un grifo,
el grueso líquido.
El río se encargará
de los riñones destrozados
y en medio del desierto los huesos
en cruz pedirán en vano que
regrese el agua a los cuerpos de los
hombres.
Dadme un motor más fuerte que
un corazón de hombre
Dadme un cerebro de máquina
que pueda ser agujereado sin dolor.
Dadme por fuera un cuerpo de metal
y por dentro otro cuerpo de metal
igual al del soldado de plomo que
no muere,
que no te pide, Señor, la gracia
de no ser humillado por tus obras,
como el soldado de carne blanducha,
nuestro débil orgullo,
que por tu día ofrecerá
la luz de sus ojos,
que por tu metal admitirá una
bala en su pecho,
que por tu agua devolverá su
sangre.
Yque quiere ser como un cuchillo,
al que no puede herir otro cuchillo.
Esta
cal de mi sangre incorporada a mi
vida
será la cal de mi tumba incorporada
a mi muerte,
porque aquí está el
futuro envuelto en papel de estaño,
aquí está la ración
humana en forma de pequeños
ataúdes
y la ametralladora sigue ardiendo
de deseos
y a través de los siglos sigue
fiel el amor del cuchillo a la carne.
Y luego, decid si no ha sido abundante
la cosecha de balas,
si los campos no están sembrados
de bayonetas,
si no han reventado a su tiempo las
granadas...
Decid si hay algún pozo, un
hueco, un escondrijo
que no sea un fecundo nido de bombas
robustas;
decid si este diluvio de fuego líquido
no es más hermoso y más
terrible que el de Noé,
¡sin que haya un arca de acero
que resista
ni un avión que regrese con
la rama de olivo!
Vosotros, dominadores del cristal,
he ahí vuestros vidrios fundidos.
Vuestras casas de porcelana, vuestros
trenes de mica,
vuestras lágrimas envueltas
en celofán, vuestros corazones
de bakelita,
vuestros risibles y hediondos pies
de hule,
todo se funde y corre al llamado de
guerra de las cosas
como se funde y se escapa con rencor
el acero que ha sostenido
una estatua.
|
|
|
|
|
|
|