SOBRE
LA MURALLA DEL TIEMPO LA PALABRA
MAS ALTA
Robert Lowell
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ESTADOS
UNIDOS (1917-1977)
ENTIERRO
Seis
o siete golondrinas
se dejan arrastrar por la brisa
del aire
aprovechando el juego de su vuelo
veloz
como si alguna vez las reclamara...
Disminuyen las moscas alrededor
de mi cabeza.
Una
insaciable avispa me encuentra en
su camino,
atacando, saqueando, a punto de
picarme...
Acariciando, oliéndome, obligada
por la armonía carnívora
de la naturaleza.
La
muchachita ha puesto con cuidado
un trozo irregular de piedra pómez
sobre la tumba de un cuervo;
en blanca letra gótica, con
tiza,
como en carta de amor ha escrito
ella:
"Para Charlie que ha muerto
esta pasada noche."
En
este último mes murió
tu padre,
él está ya enterrado...,
mas no lo suficientemente hondo
como para que no pueda flotar vivo,
igual que hace una pluma,
sobre la superficie del recuerdo.
("Día
a día". Editorial Losada,
2003. Versión de Luis Javier
Moreno)
Versiones
de A. Girri
COMO
UN PLÁTANO JUNTO AL AGUA
Las tinieblas atrajeron tinieblas
y la ignominia
se abre paso por nuestras ventanas
en esta planificada
Babel de Boston donde nuestro dinero
habla
y multiplica las tinieblas de una
tierra
de preparación donde la Virgen
camina
y las rosas enmarcan en espiral
su esmaltado rostro
o caen en astillas sobre calles
resecas.
Nuestra Señora de Babilonia,
pasa, pasa,
yo fui una vez la niña de
tus ojos;
moscas, moscas sobre el plátano,
en las calles.
Las moscas, las moscas de Babilonia
zumban en mis tímpanos mientras
el diablo con el prolongado
canto fúnebre de la gente
hace detonar la hora
de las flotantes ciudades donde
su áurea lengua
embruja a los albañiles de
la Torre de Babel
para que levanten la ciudad de mañana
hasta el sol
que jamás se pone en estas
infernales calles de Boston,
donde la luz del sol es una espada
golpeando
al que contempla al Señor:
moscas, moscas sobre el plátano,
en las calles.
Moscas invaden las aguas milagrosas
del helado Atlántico
y los ojos de Bernadeta que vieron
a Nuestra Señora de pie
en la gruta de Massabielle, la vieron
con claridad tal
que su visión cegó
los ojos de la razón.
La tumba está abierta por
completo y absorbida en Cristo.
¡Oh muros de Jericó!
Y todas las calles
que conducen a nuestra muralla atlántica
cantad:
"Cantad, cantad por la resurrección
del Rey."
Moscas, moscas sobre el plátano,
en las calles.
COLOQUIO EN BLACK ROCK
Aquí
el martinete hurga el océano;
corazón mío, tú
corres y vacilas y reclamas
más gangas de sangre para
tus percusiones de bronces negros,
resonando en este címbalo
de una mano,
me convierto en una tuerca rechinante
y suelta.
Todas las discusiones terminan en
bajamar, hundimiento
y melancolía y muerte.
Corazón mío, late
más rápido, más
rápido.
En Black Mud los mecánicos
húngaros dan su sangre
al mártir Esteban que fue
lapidado.
Black Mud, un nombre mediante el
cual rogar:
oh barro para sandías desventradas
hasta la cáscara,
barro para la bahía con la
marea del muelle,
barro para el ratón,
barro para las blindadas barcazas
pescadoras Diesel
que por un año y un día
golpean al viento, al óxido
del oleaje
y la palpitación y el temblor
que sacude mi casa
hasta Jericó, muerte de arcilla
y trompeta.
Corazón mío, late
más rápido, más
rápido.
En Black Mud Esteban el mártir
fue destrozado hasta desangrarse:
nuestra redención es el pedregal
de su muerte.
Cristo camina sobre las negras aguas.
En Black Mud vuela como saeta el
martín pescador.
Sobre Corpus Christi, corazón
sobre el redoble del tambor del
coro de San Esteban yo oigo, Stupor
Mundi
y del barro vuela de sus alas en
sacudidas
y del pico, oh corazón mío,
el azul martín pescador sobre
ti se zambulle en fuego.